Capítulo
I
Ella.
Se vendía ésta idea “todo saldrá bien. Era una noche
fría, nada agradable porque apenas empezaba el calvario de la ruptura
sentimental. Se dirigió a uno de sus lugares favoritos, (religiosamente vestida
de negro con labios rojos), caminando y observando el reflejo de su sombra bañada de luna y
recordando desesperadamente lo “agradable” de la soltería. Se encuentra con sus
amigos en la puerta y toman una mesa, nadie puede creer como es que “Salvador
había terminado con Ella”, no
insistió en que lo hicieran, cuando apenas podía intentar mencionarlo. El Dj toca rutinariamente la música que le
marcaría desde temprana pubertad (de ahí su afición por ese lugar), letras como
“Heaven knows I´m miserable now” (El
cielo sabe que me siento miserable ahorita) pecaban de asertivas y así, la mesa
se llenó de botellas vacías, saludos efímeros y colillas de Lucky Strike. Ella disfruta ese lugar y más cuando la pista es la única compañera
para bailar; pasadas algunas canciones, toma asiento, busca un poco de
maquillaje para cubrir imperfecciones, guardándolo para las lágrimas que seguro
llegarán mañana puntuales para antes de irse a trabajar, cuando de repente alza
la mirada y El está ahí. Exige la
atención de todos los presentes en la mesa, lanzando, ¿un decreto?:
-Él… él y yo seremos algo…no sé qué… pero
tengo que conocerlo, -dijo mientras lo señala sin educación alguna entre la
multitud.
No le quitó la mirada y aunque su textura emocional
estaba destrozada y sostenida por la euforia de la noche, se paró a bailar por
donde él se encontraba bebiendo una cerveza, sólo la vio y en cuestión de
segundos abandonó el lugar.
No se desanimó Ella, porque sabía que lo conocería ese día.
Sin
emoción aparente, regresó a su mesa y un instante le obligó a pensar en como
era su vida “antes de Salvador”. Ella
es una chica sencilla de “clase media” y de enorme sonrisa, la cual disfruta
escuchar discos y hablar de música por horas, se llama así misma una prostituta musical, le encanta comer
vegetales, discutir del acontecer social que la rodea, devorar todo chocolate
posible, es un poco temperamental, pasada de peso y de gran vació espiritual.
Si bien cuenta con varios amigos en sus bolsillos y pocos amores que le robaron
suspiros, se da el lujo de depurarlos, cree firmemente en la importancia de la
unión familiar, procura la lectura, siempre está saturada de pensamientos para
remediarse la desproporción épica que le da a sus problemas, la felicidad le es
un cambio de actitud y si de estaciones se trata, lo es más en otoño y en
invierno, aunque con ello, fríos escrúpulos le abundan. Pintora amateur,
autodidacta y la cual al comer, se ensucia toda. Es inteligente y sumamente
lenta para entender una ecuación matemática. Sobre hombres, Ella se reconoce hasta ciertos instintos
(certeros y corrosivos) pero nobles y amorosos si los muy malditos le seducen y
prometen todo, menos abandonarla. Muchas veces toma la iniciativa sólo por
querer conocer, sin embargo al final del día es la hermana mayor de lucha
incesante por no dejar morir a su enfermo Papá.
La
duda le regresa cuando ve que Él la
observa con tal desdén y es ahí cuando avecinó todo lo que ocurriría bajo la
luz de la luna o en el anonimato que las calles les ofrecerían. Hizo una mueca,
porque Ella sabía que era parte de las noches de cacería que El gozaba hacer (y que después las
conocería tan bien por las marcas en su cuerpo y misteriosas llamadas), así que
se inventó una tregua para ella misma, la cual se disolvería entre vientos de
sol y mar, con la promesa de que regresaran cuando ella estuviera exaltada por
la fiebre de su ausencia.
“Dame
un cigarro, sólo si es rojo”. –dijo.
El tiempo se detuvo e hizo una pausa en ella… le aventó
la cajetilla sin poder dirigirle la mirada.
“Sólo queda uno”, -sin pena le murmuro al oído.
Ella alzó los hombros, siguió platicando con sus amigos y
le conoció distante, así es El.
Capítulo
II
El.
Es arrogante, machista,
mujeriego, buen lector, dedicado, insensible, mentiroso y cariñoso. Amigos y
amantes que coincidirían con Ella, le
advertirían que es una persona fácil de odiar, sin embargo; a Ella jamás le resultaría cómodo vivirle
así. En ese noviembre empezaron cuatro años. Provocando encuentros de aromas y
en sus ausencias, el siempre tenía
diez mil mentiras para Ella. Le contó
que no sabe amar aunque le amen, pero Ella
se aferró.
Con el paso del tiempo, Ella se preguntó:
- ¿Y si no hubiera ido ese
jueves?
Entrando en un remolino de cuestionamientos como el que ignoraría esa camisa blanca que le desarma, nadie le llamaría “colibrí” y no tendría que esconderse al salir con El.
Entrando en un remolino de cuestionamientos como el que ignoraría esa camisa blanca que le desarma, nadie le llamaría “colibrí” y no tendría que esconderse al salir con El.
El
siempre
se las ingeniaba para esquivar el tema, Ella
ya no sabía en que idioma abordarlo, no deseaba preguntarlo pero al verse envueltos
en suspiros y en una ingenua improvisación de amantes primerizos, no le quedaba
más. Hubo un día en el que se encontraban medianamente desnudos, provocando un
momento para “hablar seriamente” al cual El
acudió con burlas y un deceso que lo llevo al silencio total. En ese instante Ella narró una vida juntos, incluso se
detenía a solo mirarle y atesorar la melancolía que tendrá al recordar su cuerpo
tendido frente al suyo, sin embargo con toda esa desabrida poesía, El sólo se inventó una mirada al
techo.
Ella
atónita del miedo, no sabía donde esconder la cabeza, quería tomar una estrella
y huir.
No hay más que decir, esto
era un “ensayo de pareja”.
Capítulo
III
Ensayo
de Pareja
Había cosas que los “hombres no dicen”, decía El.
Un día le escribe:
“…En este
sentido somos dos libros que constituyen un diálogo cruzado, incómodamente una
especie de texto único que vamos escribiendo y dibujando en episodios
diferentes (además de que no puede llevarse a cabo) puede ser sino desobra de
la inactividad, ya que nos vivimos a través del otro y para el otro.
Casi oculto un día dice:
-Alo mi amor...
Participando una duda , Ella le responde:
Casi oculto un día dice:
-Alo mi amor...
Participando una duda , Ella le responde:
-¿Por qué me
dices así?
El:
-Porque eres
lo más cercano que tengo a eso.
No hay modelo a tomar, somos dos amantes (que se excluyen de cualquier estereotipo) en donde planteamos un ligero conflicto entre el, ella, pareja, intimidad, exclusividad e incluso sociedad, encontrando el otro discurso de dolor, necesidad y deseo que no compartimos ni en nuestro diario personal, pero que bien narra la insoportable espera de esa llamada, de ese voy para allá, le extraño, de ese me arreglé para vos.
Deportada la -nunca- tortuosa relación mantenida entre ellos (por naturaleza inconfesable) hoy le digo: amor, eres lo más cercano que tengo a eso….”
No hay modelo a tomar, somos dos amantes (que se excluyen de cualquier estereotipo) en donde planteamos un ligero conflicto entre el, ella, pareja, intimidad, exclusividad e incluso sociedad, encontrando el otro discurso de dolor, necesidad y deseo que no compartimos ni en nuestro diario personal, pero que bien narra la insoportable espera de esa llamada, de ese voy para allá, le extraño, de ese me arreglé para vos.
Deportada la -nunca- tortuosa relación mantenida entre ellos (por naturaleza inconfesable) hoy le digo: amor, eres lo más cercano que tengo a eso….”
Ahí Ella
supo que siempre serían un ensayo de
pareja.
Capítulo
IV
Ernesto.
Ernesto llegó
un día, la vio y Ella supo que el
amor por fin había llegado a sus días.
A El lo desapareció y hoy, Ernesto es.